Los Fenómenos Peligrosos en México
Los Fenómenos Peligrosos en México
Las condiciones geográficas y el grado de desarrollo de México lo convierte en un país con un alto grado de exposición y vulnerabilidad ante la ocurrencia de fenómenos perturbadores (peligrosos).
Se tiene registro de pérdidas de vidas y severos daños económicos, por amenazas “naturales” y antrópicas; entre las “naturales” se encuentran los sismos, los ciclones, las inundaciones, deslizamientos, tormentas severas, las sequias, granizadas, en los de tipo antrópico, están las explosiones, los derrames, fugas, accidentes de tráfico, contaminación de suelos, del agua, aire, etc
Lamentablemente año con año la pérdida de vidas y los daños económicos tiende a incrementarse; particularmente en los entramados urbanos y zonas con pobreza y marginación.
De acuerdo con la información proporcionada por el Sistema Nacional de Protección Civil, los mayores desastres a partir de la década de 1980 se asocia con las inundaciones, los ciclones y sismos, alcanzando anualmente 443 decesos entre 1980 y 1991 y un costo de 443 millones, y de 1990 entre el 2000 y 2018, con una pérdida económica de 2357 millones de dólares, representa un incremento considerable a comparación de las décadas pasada, el 86.8% de las pérdidas se asocian a fenómenos de origen hidormeteorológico. Junto con Australia son las únicas dos naciones que se ven afectadas en sus litorales por ciclones y tormentas tropicales.
Los desastres se dan en distintas condiciones y circunstancias, por lo que se impone hacer diversas lecturas, van desde la parte física, la social, a la política económica, la ambiental
Una parte del problema radica en la ausencia de instrumentos como los atlas de riesgos, o la poca atención que se le da a la información contenida en él.
La sola ocurrencia de un fenómeno perturbador no implica un desastre; se tiene que combinar un evento intenso con una alta vulnerabilidad y/o exposición, o sociedades poco resilientes; es decir, participa un conjunto de variables, en donde la forma en que se apropio el territorio juega un papel determinante, ya que, la creación de infraestructura, o el cambio de uso del suelo altera drásticamente los procesos naturales.
En las áreas urbanas, la impermeabilización de grandes superficies produce cambios significativos en las fracciones del ciclo del agua, en los procesos geomorfológicos, y biológicos, es decir afecta la respuesta de la cuenca ante las lluvias, y a la par, hay un crecimiento de población más vulnerable, asentada en zonas más peligrosas, o desfavorables
Las sociedades no puede evitar la irrupción de los fenómenos perturbadores, pero lo que sí pueden hacer, es contar con una adecuada normatividad, políticas de protección civil, o infraestructura mejor diseñada, aunada a estrategias de mitigación de los efectos negativos, o incrementar la resiliencia.
Es necesario diseñar estrategias que fortalezcan las estructuras de prevención y las políticas de mitigación, acompañadas de una robusta planeación para que contribuya a la construcción de comunidades resilientes, mediante acciones que refuercen la educación, disminuya los niveles de pobreza, establezcan sistemas de alerta temprano, contar con protocolos de intervención, de manejo de emergencias, e implementar la coordinación institucional con los diversos sistemas, y niveles de gobierno, es decir incorpora la cultura de la gestión del riesgo.
La elaboración o actualización de los estudios de riesgos llamados Atlas; ya sea a nivel de una comunidad, región, centros urbanos, o estatal, es un paso fundamental para construir instrumentos eficaces de gestión territorial, ya que coadyuvan a implementar directrices específicas en la ocupación y en el uso de suelo, y toma en consideración el reto que impone el cambio climático.
Resulta un tanto previsible que las condiciones que producen los riesgos se incrementen por el aumento del cambio de uso del suelo, o de mayor exposición y vulnerabilidad de la población, por lo que se requiere reforzar los estudios sobre el comportamiento espacio-temporal de los sistemas perturbadores, y entender las condiciones de vulnerabilidad, para crear mejores modelos para el manejo del riesgo.
Los estudios sobre riesgo permiten comprender los fenómenos de tipo perturbador (peligro) por el cual se esta expuesto, y en donde, y cuando puede pasar, estimar sus intensidades, su recurrencia o periodicidad, así como el cuándo, en donde, y porqué ocurren los desastres, lo que permite cuantificar la cantidad de población que puede verse afectada, en donde se localiza, conocer sus niveles de vulnerabilidad y de resiliencia.
Los patrones de distribución históricos y actuales de los eventos perturbadores combinado con mapas de susceptibilidad permiten poner en relieve la existencia de territorios más propensos que otros, a verse afectados por un determinado tipo de fenómeno perturbador, por lo que se puede hacer una regionalización a partir de los peligros más recurrentes, o los que tienen un mayor impacto.
Antecedentes de los Estudios de Peligro y Riesgo en Jalisco
La primera iniciativa para conocer a que estamos expuesto, ya sea por fenómenos perturbadores de origen natural o antrópico, fue un estudio en colaboración entre la Universidad de Guadalajara y el gobierno del estado de Jalisco, para elaborar en el años de 1993 el Atlas de Riesgos de la Zona Metropolitana de Guadalajara, derivado de las explosiones que se registraron en el sector reforma el 22 de abril de 1992.
En el segundo estudio fue un trabajo en convenio entre la Universidad de Guadalajara (Departamento de Geografía) y el Gobierno del Estado de Jalisco a través de La Unidad Estatal de Protección Civil, para elaborar el Atlas Estatal de Riesgos Naturales del Estado de Jalisco, (2006), el trabajo sentó las bases metodológicas para construir de manera detallada las series de tiempo geoespacializadas de las incidencias.